Capitel exento labrado en granito, de 39 x 37 x 37 cm, en el que se representa en relieve la escena evangélica del Lavatorio. En su cara principal aparece Cristo en el momento de lavarle los pies a Pedro. A su alrededor se disponen las figuras de ocho apóstoles sentados en parejas, en sacra conversación, y otros dos que asoman sus cabezas en los ángulos. El autor, por falta de espacio para representar a todos los apóstoles, recurrió en algunos casos a la simbología de sus atributos, pudiendo reconocerse a Santiago por la concha de vieira. La transición de la forma prismática rectangular del ábaco a la circular de la cesta se hace por medio de hojas trilobuladas carnosas y naturalistas, y por un plano circular que sobresale ligeramente, recurso este que va a ser utilizado de manera recurrente con posterioridad.
Esta obra, de inicios del siglo XIV, se encuadra en ese contexto de indefinición y transición que Moralejo definió como “estilo orensano”, caracterizado por el relieve profundo y acusado de las figuras, la manera de acomodarlas, la redondez de sus rostros y una marcada tendencia a la geometría, claramente visible en los pliegues de las indumentarias. Un estilo forjado por la mano de los escultores foráneos de la Claustra Nova de la catedral ourensana -de donde se considera procede también esta pieza- que pervivirá en el tiempo, extendiéndose durante la primera mitad del siglo XIV por distintos puntos de Galicia. Comenzando por la catedral de Santiago será reinterpretado con posterioridad no sólo en los capiteles del claustro de San Francisco de Ourense sino en otros conventos franciscanos, y cuyo origen último se puede rastrear en la portada abacial de Saint-Denis en Francia, teniendo como punto intermedio el claustro gótico de la catedral burgalesa.
Más información: Pieza del mes de noviembre de 2002