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«Ourense. Años 20». Caza

«Ourense. Años 20». Caza

Caza

La miremos con simpatía o con enojo cazar, se cazó siempre, pero no siempre las sociedades cazaron de la misma manera, ni movidas por las mismas causas. La caza comenzará a ser a lo largo del siglo XX domesticada, hasta quedar convertida en una especie de ganadería extensiva, cuyo sacrificio no se hará para conseguir alimento u otros productos como antes, sino prioritariamente para satisfacer una diversión o deporte.

El siglo comenzaba con la ley de caza de 1902 en la que se ponía remedio a la caótica situación anterior. El principal defecto va a ser el desinterés del Estado en la conservación del patrimonio natural y la derivación de sus responsabilidades hacia los propios cazadores y a las asociaciones que el reglamento permitía.

Favorecido por la mejora de los medios de transporte, el cazador tipo sería un cazador urbano, de clase media, dedicado preferentemente a la caza menor, pues la mayor seguía restringida a los grandes propietarios o adinerados. La actividad cinegética se presentaba en la época como un ejercicio excelente para la salud con el añadido de poder disfrutar del campo.

Conforme nos acercamos al año 30 el aumento de practicantes es espectacular, visible tanto en el número de licencias expedidas como en el desarrollo de negocios específicos: las armerías.

El elevado número de cazadores hará que sean ellos mismos los mayores interesados en que se cumpla la normativa, en cuanto a la prohibición de circular caza en tiempo de veda, tirar a las hembras de caza mayor o exportar caza al extranjero, y evitar así el agotamiento del recurso como medio de garantizar la supervivencia de su afición.

No obstante la caza fue la responsable de una enorme regresión en algunas especies. Especialmente en las consideradas dañinas (lobo, zorro, garduña, aves rapaces…), que carecían de protección e incluso se premiaba su caza. A mediados de los años 20 comenzó a aumentar entendiendo que todo lo que en la naturaleza no tiene utilidad debe ser descastado.

La caza mayor seguirá siendo un privilegio del terrateniente o rico, único que tiene los terrenos adecuados en propiedad o arrendamiento y que puede sufragar la costosa organización de la misma.

En paralelo, dentro de la dinámica de la época de exhibición y conversión en espectáculo crecieron los campeonatos urbanos y villegos de tiro al pichón, sustituido por el plato cuando las aves encarecieron debido a la escasez.

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