Dictadura de Primo de Rivera II
En 1913 surge un movimiento político alrededor de la figura de Antonio Maura, denominado Maurismo, que preconizaba la ruptura del marxismo. Un joven enrolado en sus filas sobresalía como orador e invitaba a la agitación popular, era José Calvo Sotelo. Con raíces ourensanas, en 1917 es promovido por el líder provincial de los mauristas como representante de Ourense. Comienza una brillante carrera política. En 1919 consigue acta de diputado. Seguirán su ejemplo antiguos liberales del grupo de Vicente Pérez, muchas sociedades agrarias, tradicionalistas y socialcatólicos. Calvo Sotelo tiene un prestigio inigualado en la política gallega. Al producirse el Golpe de estado de 1923, decide colaborar con la Dictadura. El nombramiento como Director General de la Administración es bien acogido incluso por las Irmandades da Fala, con las que mantenía buena sintonía, especialmente con Losada Diéguez y Vicente Risco, a quién seducía la idea de Calvo Sotelo de la creación de una mancomunidad gallega, como forma inicial de una autonomía regional y reconocimiento de la personalidad gallega, lo que suponía la desaparición de las Diputaciones.
Calvo Sotelo es la persona fuerte de la Dictadura. Afines al calvosotelismo toman la representación de las instituciones ourensanas, del mismo modo que coloca, por toda la geografía peninsular en altos cargos de la administración central, gobiernos civiles o empresas públicas a muchos ourensanas y gallegos.
Unos meses después, en marzo de 1924, se aprueba su gran obra, el Estatuto Municipal. Fue un intento de democratización y modernización de la vida local. Funcionariza al personal administrativo, permite a los ayuntamientos organizar y gestionar servicios públicos y prevé que parte de la corporación pueda ser elegida por voto.
El Estatuto reconoce el derecho al voto para las mujeres. Con la condición de ser mayores de 23 años, no sujetas a la «patria potestad, autoridad marital o tutela» y estuvo vigente por un breve período. El artículo 84.43 señalaba como elegibles a las mujeres cabeza de familia. Aunque no llegaron a celebrarse las elecciones municipales programadas, la renovación de corporaciones municipales por designación permitió acceder a la vida política a las primeras mujeres. María de la Torre Hacha por Vilamarín o Blanca Calvo Moraza y María Amor Roland por Ourense en 1925, son designadas concejalas gracias a este avance.
Permitía el Estatuto la fusión o segregación de ayuntamientos. Bajo esta norma, en el año 1926 se fusionaron los ayuntamientos de Vilameá y Freás de Eirás, constituyendo el nuevo ayuntamiento de Ramirás. En 1927, el ayuntamiento de Vilanova dos Infantes se integra en el de Celanova y el de Moreiras en el de Xinzo de Limia. En el mismo año la parroquia de Regodeigón se segrega del Ayuntamiento de Beade y se integra en el de Ribadavia.
La reforma administrativa continuó con el Estatuto Provincial de 1925. Este plan abría la posibilidad del Regionalismo. Calvo Sotelo en este momento ya no lo defendía con la misma intensidad y Primo de Rivera se oponía claramente, lo que hizo que no pasara del Provincialismo con la consiguiente decepción de los galleguistas.
Antes de ser nombrado como Ministro de Hacienda creó el Banco de Crédito Local, que permitió, en el caso de la ciudad de Ourense y distintas villas la ejecución de importantes proyectos de obras.
Como ministro, entre otras reformas, creó el Monopolio de petróleos, con la compañía Campsa al frente de la cual colocó al ourensano Arturo Salgado Biempica.
Una grave crisis monetaria haría dimitir a Calvo Sotelo el 20 de enero de 1930. Una semana después lo haría Primo de Rivera y caía la Dictadura.