Turnismo
A inicios de la década de 1920 el sistema político de la Restauración estaba en crisis. Se basaba en la alternancia en el poder de los partidos conservador y liberal, dejando fuera del juego político a cualquier partido de la oposición. Para esto se valían de una red caciquil que intercambiaba favores por votos (construcción de caminos y escuelas, favores en el pago de tributos, exención del servicio militar...) y de artimañas como la modificación del censo, cambiar las actas reales de las votaciones o no abrir los colegios electorales el día de la votación. Gabino Álvarez Bugallal por el partido conservador y Vicente Pérez Romero del partido liberal, eran a nivel provincial quienes comandaban esta estructura.
A nivel estatal el pacto establecido en 1874, desde julio de 1917 hacía aguas.
En los seis años siguientes, hasta el Golpe de Estado se produjeron 14 crisis de gobierno, con cuatro elecciones generales y con la dimisión de tres presidentes del Consejo de Ministros.
Tal situación creaba tedio y apatía en la clase popular que renunciaba a participar en un sistema viciado. De modo que la sociedad fue creando sus propias fuerzas políticas al margen del sistema: el sindicalismo de clase, el republicanismo de Lerroux y los nacionalismos periféricos.
El movimiento obrero del Ourense de esta época se beneficia de la llegada de líderes sindicales foráneos para la construcción del Puente Nuevo sobre el río Miño entre 1911 y 1918. De hecho, nada más comenzar la obra, 200 canteros se declaran en huelga por el despido improcedente de un compañero y la actitud del capataz. En la industria las movilizaciones se concentraron en la fábrica que más trabajadores empleaba: la fundición Malingre. Las huelgas responden a la solidaridad con compañeros en situaciones que se consideraban injustas o a la demanda de mejoras en el trabajo, como la jornada de 8 horas. El lema a nivel internacional era «888»: ocho horas para el trabajo; 8 para la formación y recreo; 8 horas para dormir. En 1919 se lograría la aplicación de la jornada de 8 horas diarias (de lunes a sábado).
En 1923, la Dictadura supuso la desarticulación del movimiento obrero. El anarquismo estaría prohibido y por tanto la CNT pasaría a la clandestinidad; la relación con el comunismo también era hostil mientras que la UGT está en auge al colaborar con el régimen. De hecho, son los que tras la creación en 1926 de los comités paritarios, acapararán los puestos de representación. Durante estos años, la bonanza económica favoreció la baja conflictividad, gracias también al aumento de los salarios y a las medidas de protección obrera que el socialismo introduce. En Ourense, el primero de mayo de 1929, en el declive de la Dictadura, la asociación de trabajadoras y trabajadores con Manuel Suárez cómo vocal delegado consigue inaugurar la Casa del pueblo, después de casi tres lustros de obras.