El Pazo de Fontefiz, situado en el valle de A Peroxa (parroquia de Barra, Coles) está construido con perpiaños de granito y planta en forma de “U” con patio interior, escudo y chimenea de más de seis metros de altura; tiene también dos relojes de piedra y una capilla con retablo barroco. El pazo consta de dos partes, una destinada a actividades agrícolas y otra para zona residencial.
Desde el siglo XVIII tenía agua canalizada para servicio de la casa gracias a la construcción de una presa; en aquella época se construyen también las cuadras, el hórreo y el retablo de la capilla convirtiéndose en un ejemplo de arquitectura barroca y en un centro económico rentista, símbolo y sede de un linaje.
El nombre de Fontefiz aparece por primera vez en el siglo X, en la carta de fundación del monasterio benedictino de San Miguel de Bóveda, donde se cita el Casal de Fonte Felici, y entre 1597 y la primera mitad del siglo XVIII fue forero del monasterio de San Clodio.
El origen de la casa se remonta a finales del siglo XVI y es claramente clerical, se forma a partir de bienes eclesiásticos esencialmente, y de compras al campesinado. El fundador de Fontefiz, Gregorio de Nóboa, hijo de Pedro de Bóveda de Nóboa –abad de San Xes da Peroxa– y de Francisca Vázquez de Puga, impulsó la casa en San Xes da Peroxa pero una de sus hijas, Elvira Díaz de Cadórniga, es la que recibió como dote –en 1606– el lugar de Fontefiz y lo convirtió definitivamente en casa solariega.
Una segunda etapa, coincidente con el esplendor de la hidalguía gallega, abarca los dos últimos tercios del XVII y todo el siglo XVIII. El patrimonio de Fontefiz creció por compras, al compás de las crisis de subsistencia, y también por algunas dotes matrimoniales de las mujeres de la familia. Predominaban las rentas de tipo foral y como hidalgos eran intermediarios entre el campesinado y las entidades eclesiásticas. A principios del XVIII el patrimonio era de casi mil ferrados de centeno y casi cincuenta moyos de vino, se percibían rentas en cuatro ayuntamientos Vilamarín, A Peroxa, Coles y Carballedo.
El siglo XIX fue una época de cambios para la hidalguía que se va a resentir de las transformaciones de la sociedad liberal. Pedro Ventura de Puga (1775-1866) se convierte en un rentista cuando toma posesión de los bienes de Fontefiz y Nande en 1805, al morir su padre, y será el último señor de la casa. Como rentista intentará mantener su status nobiliario y por ello participará en la vida política y se beneficiará de los privilegios del liberalismo censatario que reserva a los propietarios de tierras la renta foral. Aun así, no fue capaz de mantener la categoría de “noble” como su padre pero sí recibía el nombre de “señor” del Pazo de Fontefiz. Pedro Ventura de Puga representó la conexión del poder político, económico y social y la fuerza de los poderes locales de aquel período.
LEIRÓS DE LA PEÑA, Paz; Un fidalgo galego no cambio de século. Pedro Ventura e o Pazo de Fontefiz.
Anexo 35 del Boletín Auriense. Grupo Marcelo Macías. 2015