Este aplique está elaborado mediante un proceso de fundición con moldes bivalvos y perteneció a un recipiente utilizado para contener y transportar líquidos: un tipo de cubo con forma cilíndrica, oval o troncocónica denominado sítula en latín. Este vocablo se generalizó en el ámbito arqueológico para definir a un recipiente metálico, por lo general de bronce y cuya característica principal recae en la utilización de un asa móvil para sujetarlo. El asa se engancha a dos apliques fijados a la pared del recipiente mediante remaches o soldaduras, estando cada uno de ellos provisto de su respectivo orificio circular y su decoración figurativa a modo de mascarón, generalmente representando a personajes masculinos barbados –algunos posibles retratos de divinidades, como Júpiter/Amón, Océano o los dioses Lares– o, incluso, a figuras mitológicas como sirenas, grifos, esfinges, gorgonas o victorias. Las asas de las sítulas suelen tener forma de omega con sus extremos vueltos hacia arriba y rematados de diferentes modos: en cabezas de cisne estilizadas o en una punta, más o menos afilada, lisa, decorada o enrollada en espiral. Además, la base del recipiente podía reposar sobre varios pies de apoyo para mantener su estabilidad.
Procedente del Castro de San Millán y datado en el siglo IV d. C., este soporte de sítula, tiene forma elíptica y, en su parte superior, dispone de una argolla con una perforación circular por la cual se introduciría el asa destinada a sujetar el caldero. En la cara anterior, entre los orificios destinados a su fijación, se aprecia en relieve una cara humana con sus trazos definidos de un modo muy esquemático y un tanto andrógino: un peinado representado a base de líneas incisas bien marcadas, unos ojos acentuados con ayuda de un punzón, una pronunciada nariz de forma triangular y una boca apenas delineada con una incisión.
Las investigaciones sobre el Castro de San Millán (Cualedro, Ourense) ocuparon varios años de intensa actividad a Florentino López Cuevillas y a Xesús Taboada Chivite; en él realizaron tres campañas de excavación arqueológica en 1952, en 1954 (en la que se encontró este aplique de sítula) y en 1955. En 1982, se retoman las excavaciones bajo la dirección de F. Fariña Busto y X. Rodríguez González.
Más información en el catálogo de la exposición Na procura do pasado. Orixe e desenvolvemento da arqueoloxía en Ourense, organizada en 2016 por el Museo y en la que se mostró esta pieza.