Esta arracada fue descubierta en 1924 por Benito Saburido al cavar una finca conocida como Albariño en Vilar de Santos (Ourense) y la dió a conocer Florentino López Cuevillas en 1939. Se trata de una extraordinaria muestra de le orfebrería de los siglos III-II a. de C., en la que se detectan los diferentes aportes culturales que definen y caracterizan esta joya de la cultura castrexa. La pieza se ejecutó a partir de una lámina de oro -procedente de río a juzgar por las impurezas que presenta, sobre todo de estaño- sobre la que se añadieron los elementos decorativos que la singularizan.
Este hermoso pendiente es un ejemplo de las influencias, tanto atlánticas como mediterráneas, que recibía el noroeste de la península, en lo que respecta a aspectos técnicos, destacando la técnica de la filigrana y el granulado, o como muestran los motivos característicos de otras culturas que lo decoran, entre ellos la curiosa figura de un patito situado en la parte inferior. La luna creciente, los prótomos de ave del amarre y el pato del vértice inferior remiten a cultos astrales. Este interesante simbolismo, unido a la calidad técnica y a la riqueza decorativa, convierten la arracada de Vilar de Santos en una de las piezas más singulares de la produción artística castrexa.
Más información en la Pieza del mes de mayo de 2004