Con esta pieza se inauguró en 1999 la actividad “Pieza del mes” que a día de hoy sigue publicando digitalmente el Museo para el estudio y divulgación de sus fondos arqueológicos, artísticos, documentales o bibliográficos.
Este cuchillo es característico de la cultura material tardorromana de la Meseta, que alcanza el NW como un elemento más de las relaciones entre ambas áreas. El cuchillo “tipo Simancas”, considerado durante mucho tiempo como uno de los elementos más emblemáticos de las denominadas “Necrópolis del Duero”, consta de dos partes: el cuchillo propiamente y la vaina. El cuchillo es siempre de hierro, formando una sola pieza la hoja y el espigón. Se caracteriza por tener un lado curvo y afilado, con un escote en la zona más próxima al mango, y el dorso recto, sin corte y más grueso. El mango o empuñadura, que no se conserva, podía ser de bronce, hierro, hueso o madera e iría sujeto a la hoja por medio del espigón. La vaina tiene dos partes: una funda de cuero o madera y una placa de bronce doblada sobre sí misma, que enmarca la vaina a modo de armazón exterior. En la de Santomé, solamente se conserva la parte de esta cantonera correspondiente al lado recto del cuchillo, decorada con una especie de festoneado en el borde. Las dos partes estaban unidas por un vástago en S con argollas, por las que pasaba una cinta para sujetar el cinturón. Lleva, a modo de contera, un remate inferior decorado con una esfera que va unido al cuerpo de la vaina por dos molduras.
La presencia de esta pieza en Santomé, en el ambiente de un poblado rural agrícola-ganadero al que no se le supone ninguna funcionalidad militar refuerza la hipótesis de que estos utensilios, que posiblemente en su origen tuvieron una finalidad relacionada con el mundo del ejército, pasaron al mundo civil convirtiéndose en objetos de uso cotidiano, con fines venatorios, y como tales serían empleados por los diferentes grupos sociales que poblaron la Península en la tardorromanidad.
Más información en la Pieza del mes de febrero de 1999