Imagen de la Virgen entronizada, tallada en madera, policromada y dorada, de tradición románica. Su rostro, de perfil ovalado y facciones dulces, se enmarca por un velo blanco que dibuja un zigzag en su caída y por una corona real, signo de su dignidad de reina. Viste túnica y manto con rica policromía en azul y rojo, enriquecidos con motivos de rombos y bordes adornados por una cinta dorada y negra que evocan, en cierta manera, la forma de delimitar los contornos en las miniaturas románicas. Con los brazos, que hoy no se conservan, sostendría al Niño, del que observamos su huella en el regazo de María.
La iconografía, muy tradicional, responde a modelos románicos de influencia bizantina, donde predomina la presencia de María como Theotocos, siempre en relación directa con la figura del Salvador, su Hijo, al que sostiene en brazos mostrándolo al mundo, sin mantener con Él una relación maternal. María se presenta así, como la mujer que hace posible el milagro de la Redención, y como tal aparece, con toda la dignidad, situada en un trono, hierática, frontal e intemporal. Habitualmente se emplea para esto una composición cerrada, de volúmenes geométricos reforzados por el empleo de la línea recta.
El lugar de Compostilla, del que procede esta Virgen realizada a finales del siglo XII, era paso obligado para los peregrinos que, procedentes de toda Europa necesitaban, al llegar a Ponferrada, cruzar los ríos Sil y Boenza. Seguramente, la ermita que acogía a esta imagen era como una de las muchas que en esta época de peregrinaciones y peligros abundaban por todo el Camino de Santiago, y que, presididas por Nuestra Señora, servían a la vez de lugar de oración y de refugio. Hoy, el nombre de Compostilla lo lleva una central térmica y poca gente recuerda lo que fue en origen. Sin embargo, gracias a la labor de recuperación y conservación del Patrimonio a la que se dedicó durante muchos años la Comisión de Monumentos de Ourense, la imagen de la Virgen se conserva en este Museo y está expuesta en la sala Escolma de Escultura.
Más información en la Pieza del mes de abril de 1999