Los bienes arqueológicos, en mayor o menor medida, nos ayudan a acercarnos a la vida de nuestros antepasados, en este caso, a un aspecto muy humano de la vida de los soldados romanos: el juego.
Este tablero procede del campamento romano de Aqvae Qverqvennae situado en la parroquia de San Xoán dos Baños, en el ayuntamiento de Bande. La bibliografía en la que se da a conocer la existencia de tableros de juego en este campamento (Excavaciones arqueológicas en Aqvis Qverqvennis) nos habla de la exhumación de al menos seis tableros –tabulae lusoriae–, y siete fichas de juego –calculi–. En este caso se trata de seis fragmentos de tégula en los que aparece dibujada una malla de casetones realizada con un objeto punzante y que servía para la práctica de juegos como el ludus latrunculorum, considerado un juego de estrategia militar, en el que el tablero simbolizaba el campo de batalla.
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