Lápida de San Pedro de Rocas
En el conjunto del monacato medieval gallego San Pedro de Rocas posee un lugar especial y destacado. De allí procede la pieza protagonista de estas líneas: la lápida que, considerada en ocasiones «fundacional», se conserva en la actualidad en el Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense. Se trata de una inscripción hecha en una losa de granito en que figura un texto repartido en cuatro líneas, rodeado por una soga que, partiendo del lado derecho, divide el espacio central en dos partes, con dos líneas de texto sobre y bajo ella. La soga remata en el espacio izquierdo en una cruz. El texto es el siguiente:
† [H]EREDITAS : N
EVFRAXI : EVSANI
QUINEDI : EATI : FLAVI
RVVE : ERA DA C XA I
De ella destaca en primer lugar la fecha: año 611 de la era hispana, que sería nuestro año 573. La palabra de apertura, HEREDITAS, hace pensar que se trata de una donación al supuesto cenobio entonces existente, hecha por los nombres que figuran tras la N –¿NOSOTROS?–, como mínimo cinco: EUFRAXI, EUSANI, QUINEDI, EATI y FLAVI, pues queda poco claro que es exactamente RUVE, si un sexto hombre, o el apellido de FLAVI –¿o de todos ellos?–, o algo que no se sabe exactamente de que se trata. Al interpretarse el texto como donación y, en función de su evidente antigüedad, no cabe duda de que puede tomarse como la dotación inicial del primer monasterio de Rocas. Que se hubiese plasmado en una inscripción apuntaría a su importancia, contribuyendo así a esta posibilidad.
Dotación inicial o no, la misma supervivencia de la lápida señala su importancia. En este sentido hay que hacer referencia a la duda de si estamos ante la piedra original, labrada en el 573, o es una copia posterior que, solo por haberse hecho, redunda en el valor del texto grabado. No cabe duda de que el sogueado que rodea y parte el texto, típico del arte prerrománico «asturiano», parece declarar una hechura en los siglos IX o X. A esta datación contribuye la innegable relación de este sogueado con el del pie de altar de la misma iglesia, conservado también en la actualidad en el Museo Arqueolóxico Provincial. Sus arcos de herradura llevan su hechura más al siglo X que al VI, avalando así que estaríamos ante una copia de la inscripción original hecha al mismo tiempo que se elaboró este pie de altar.
En realidad, esto poco importa para la historia de San Pedro: original o copiada cuatro o cinco siglos despues, es evidente que siempre fue trascendental para la comunidad religiosa que sucesivamente vivió en Rocas y manifiesta de un modo indudable el valor y calidad que se le dio a la inscripción.